Un infarto, un instante entre la vida y la muerte, y una estrella que caminaba entre las luces de Hollywood se ve obligada a detenerse y mirarse a sí misma. ¿Qué llevó a Antonio Banderas –símbolo de masculinidad, pasión y resiliencia en el cine mundial– a declarar que su “muerte evitada” en 2017 fue el mejor regalo que la vida le ha dado? ¿Y por qué este hombre que conquistó millones de corazones con una sola mirada dijo: “Ya no quiero ser una leyenda, solo quiero ser yo”?

Antonio Banderas, cuyo nombre real es José Antonio Domínguez Bandera, nació el 10 de agosto de 1960 en Málaga, España. Soñaba con ser futbolista profesional, pero una lesión a los 14 años lo obligó a abandonar ese sueño y redirigir su destino hacia el arte dramático.

Su carrera comenzó en pequeños teatros locales y actuaciones callejeras, hasta que fue descubierto por el director Pedro Almodóvar, con quien iniciaría una colaboración icónica. Películas como Laberinto de pasiones (1982) y Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) revelaron al mundo el talento de un joven actor destinado a hacer historia.

En 1992, Banderas llegó a Hollywood sin apenas hablar inglés. Aun así, logró impresionar al público con su entrega en Los Reyes del Mambo, aprendiendo sus diálogos fonéticamente. En pocos años, se convirtió en una figura mundial con papeles en PhiladelphiaDesperadoEvitaLa Máscara del Zorro y la icónica voz de el Gato con Botas en Shrek.

Pero más allá del glamour, Banderas ha sido siempre un hombre de afectos profundos. Su primer matrimonio con Ana Leza fue fundamental en sus inicios internacionales; ella le enseñó inglés y lo ayudó a conseguir su primer gran papel en EE.UU. Tras su divorcio en 1995, se casó con la actriz Melanie Griffith, con quien tuvo a su hija Estela y construyó una relación familiar ejemplar que incluyó también a Dakota Johnson, a quien Antonio considera su hija en todo sentido.

La actual pareja de Banderas, Nicole Kimpel, no solo le devolvió la ilusión sino también, literalmente, le salvó la vida. En 2017, mientras sufría un infarto en Inglaterra, fue ella quien colocó dos aspirinas bajo su lengua y llamó de inmediato a emergencias. “Eso me salvó”, confiesa el actor. Desde entonces, dejó de fumar, cuida su salud y vive con un renovado propósito vital.

El renacimiento artístico vino poco después. En Dolor y Gloria (2019), volvió a trabajar con Almodóvar y entregó una interpretación magistral que le valió la Palma de Oro en Cannes al Mejor Actor. En esta etapa de su vida, Banderas ya no busca reconocimiento, sino autenticidad.

Hoy, además de actuar, dirige, diseña moda, produce vino y desarrolla marcas de perfumes. Pero su mayor éxito es quizás este: haber abrazado con dignidad y honestidad al hombre en el que se ha convertido. A los 64 años, Antonio Banderas ya no necesita demostrar nada. Solo vivir, amar, y seguir creando con el alma al frente.