Los bandidos en el bosque atacaron a una mujer con uniforme militar, pero ninguno de ellos tenía idea de lo que ocurriría unos minutos después.

 

Bandidos atacaron a una mujer con uniforme militar en el bosque, pero ninguno de ellos podía imaginar lo que sucedería en unos minutos 😱😱

En el bosque reinaba un silencio inquietante, roto solo por los gemidos apagados de un hombre mayor. Varios hombres corpulentos, con caras rudas y sonrisas arrogantes, rodearon al anciano. Su cabello canoso estaba desordenado y su rostro cubierto de suciedad — los bandidos lo habían tirado al suelo y, pateándolo con sus botas, exigían dinero.

— Bueno, abuelo, ¿dónde está tu ahorro secreto? — gruñó uno con una cicatriz en la mejilla. — ¡Sabemos que tienes algo!

El anciano cubría su cabeza con las manos, pero los golpes continuaban. Se divertían con su debilidad, como si fuera un entretenimiento.

De repente, se oyó una voz femenina firme:

— ¡Basta!

Todas las cabezas se volvieron al mismo tiempo hacia la voz. De la niebla apareció una mujer con uniforme militar. Tenía alrededor de treinta y cinco añosaltaimponente, con una mirada firme y una postura segura.

Por un momento los bandidos quedaron atónitos, pero pronto sus rostros mostraron sonrisas depredadoras. Miraron lustrosamente a la mujer.

— Vaya, qué belleza, — se rió uno, con la mirada codiciosa sobre ella. — ¿Y qué hace una chica así sola en el bosque?

— Miren sus piernas… — jadeó otro, respirando ruidosamente. — Y huele… mmm… delicioso.

— Si estás sola aquí, significa que no hay ningún hombre para protegerte. — añadió el tercero. — Podemos cuidarte mejor que nadie.

— Debes de tener frío, ¿quieres que te calentemos? Sabemos cómo ayudar a chicas solteras y bonitas.

Intercambiaban comentarios asquerosos, riéndose y mirándose, como si frente a ellos hubiera un botín inesperado. Pero la mujer no reaccionaba. Se sentó tranquilamente junto al ancianorevisando su respiración y pulso.

— ¿Eres sorda? — uno de los bandidos la agarró del brazo.

La mujer levantó los ojos. No había miedo ni pánico en su mirada.

— Quiten sus manos sucias, — dijo con voz segura.

— ¿Ah, sí? — se rió el líder. — ¿Aún te atreves? Bueno chicos, ¡es hora de enseñarle modales a esta belleza sin cerebro!

Con eso, intentó jalarla hacia sí para abrazarla. Pero en ese mismo momento sucedió algo que nadie esperaba 😱😱

La mujer torció su manogolpeó con la rodilla y el puño en su cara. Se oyó un crujido — y el hombre grande cayó al suelo, tapándose la nariz sangrante.

— Qué… — gruñó otro, lanzándose sobre ella.

Pero sus movimientos eran rápidos y precisos, como los de un depredador. Un giro ágil, y el atacante cayó al suelo, perdiendo el equilibrio. Otro golpe con el codo, un salto — y el tercero cayó, retorciéndose de dolor.

Uno por uno los bandidos caían, gritando y maldiciendo. Sus risas se transformaron en gritos y pánico.

El último sobreviviente tembló y retrocedió:

— ¿Quién… quién eres tú?

La mujer se enderezóajustó su uniforme y dijo fríamente:

— Capitán de fuerzas especiales.

Silencio.

Minutos después llegaron sus compañeros. Los bandidos fueron atados y llevados a la comisaría. El anciano fue levantado con cuidadopuesto en un coche y llevado al hospital.

Antes de irse, el anciano, sosteniendo su mano, susurró:

— Gracias… me salvaste la vida.

La mujer asintió, su rostro permaneció sereno. Para ella, no era un acto heroico, sino simplemente parte de su deber.