Hizo reír a millones de personas cada noche, pero tras bambalinas, la vida de Chespirito fue una cadena de pérdidas, controversias y soledad que lo acompañó hasta el último aliento. Finalmente, salen a la luz los secretos más ocultos de Roberto Gómez Bolaños.

Una infancia marcada por las lágrimas y los obstáculos

Nacido en 1929 en la Ciudad de México, Roberto Gómez Bolaños —conocido universalmente como “Chespirito”— enfrentó la tragedia desde muy joven. Su padre falleció de un derrame cerebral cuando él tenía apenas 6 años, sumiendo a su familia en una profunda crisis económica. Desde entonces, tuvo que trabajar en un circo cercano a su casa para ayudar a su madre y sus hermanos a sobrevivir.

Su madre, Elsa Bolaños, quien había sufrido un accidente grave durante el embarazo de Roberto, decidió no abortar a pesar de los riesgos médicos. Fue ella quien lo guió con dedicación inquebrantable. Tristemente, murió de cáncer de páncreas antes de presenciar el ascenso de su hijo como ícono televisivo de América Latina.

De estudiante frustrado a genio de la comedia

Aunque inició estudios de ingeniería mecánica en la UNAM, los abandonó pronto para buscar sustento. El destino lo condujo al mundo del entretenimiento, donde descubrió su talento innato para escribir guiones y actuar. El director Agustín Delgado lo bautizó como “Chespirito” —una forma mexicanizada de “pequeño Shakespeare”— en alusión a su baja estatura y su brillantez creativa.

Fue el creador de personajes inmortales como El Chavo del OchoEl Chapulín Colorado y Doctor Chapatín, íconos de una comedia sencilla, entrañable y profundamente humana, que dejaron una huella imborrable en generaciones enteras.

Detrás de las risas: infidelidades, rupturas y dolor

Pero su vida privada distó mucho de la alegría que transmitía en la pantalla. Su primer matrimonio con Graciela Fernández, madre de sus seis hijos, terminó luego de que Chespirito iniciara una relación con su compañera de reparto Florinda Meza. Aunque eventualmente se casaron en 2004 y permanecieron juntos hasta su muerte, la relación fue señalada públicamente por varios colegas, incluyendo a María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina), quien acusó a Meza de “destruir una familia”.

Además, Chespirito fue blanco de diversas polémicas: se le vinculó (injustamente, según él) con carteles del narcotráfico, participó en campañas políticas del PAN, hizo declaraciones controversiales sobre el arte, y enfrentó duras críticas por presentarse en países gobernados por dictaduras, como Argentina bajo Videla o Chile bajo Pinochet.

Los últimos días: el silencio, la enfermedad y el adiós

Durante sus últimos años, su salud se deterioró considerablemente. Fue diagnosticado con Parkinson y vivió retirado en Cancún, lejos del ojo público. Falleció el 28 de noviembre de 2014 a los 85 años por insuficiencia cardíaca. Más de 40.000 personas acudieron al homenaje público en el Estadio Azteca, confirmando el profundo amor que el pueblo sentía por él.

Un legado que perdura más allá del tiempo

A pesar del paso de los años, el legado de Chespirito sigue tan vivo como siempre. En 2020, Google le dedicó un Doodle especial, reconociendo su impacto cultural y su contribución indeleble al humor en español. Las carcajadas que provocó no fueron en vano: fueron, quizás, su mejor forma de sanar un corazón que también supo llorar en silencio