El mundo del boxeo vuelve a poner la atención sobre Saúl “Canelo” Álvarez tras recientes declaraciones que cuestionan nuevamente su lealtad hacia los promotores con quienes ha trabajado.

Eddie Hearn, reconocido promotor de Matchroom Boxing, fue directo y transparente al expresar su opinión sobre la manera en la que Canelo maneja sus relaciones profesionales: “Canelo no tiene lealtad, pero al menos lo deja claro”.

Según Hearn, el boxeador mexicano prioriza siempre la mejor oferta económica y profesional disponible, lo que, aunque honesto, demuestra claramente su falta de compromiso hacia un promotor específico.

Estas afirmaciones coinciden con opiniones anteriores emitidas por Óscar de la Hoya, quien tuvo un largo conflicto legal con Álvarez y siempre ha asegurado que el campeón mexicano era “malagradecido” con aquellos que impulsaron su carrera.

Las palabras de De la Hoya han vuelto a resonar con fuerza, especialmente después de que Jaime Munguía decidiera recientemente unirse al equipo de Canelo y Eddie Reynoso, generando preguntas sobre las implicaciones que este movimiento tendría en términos de lealtad y fidelidad hacia su equipo anterior.

Juan Manuel Márquez, leyenda del boxeo mexicano y excampeón mundial, también opinó sobre la polémica. Márquez enfatizó que la lealtad en el boxeo es compleja y que, aunque muchos promotores no cumplen con su parte del trato, también es necesario analizar cada situación particular.

Según Márquez, los conflictos entre Canelo y sus promotores pueden surgir debido a cuestiones contractuales o porque los promotores no siempre actúan con transparencia, muchas veces beneficiándose injustamente del trabajo y sacrificio de los peleadores.

El debate se intensifica al considerar que Canelo, al encontrarse en la etapa final de su carrera, parece tener aún menos necesidad de mantener lealtad a un promotor en particular. Él mismo posee ahora su propia empresa promotora, lo que le brinda independencia para gestionar sus propios intereses y contratos.

Por otro lado, el problema parece persistir en la industria del boxeo en general. Tanto Márquez como otros expertos reconocen que las disputas legales y económicas entre boxeadores y promotores son comunes y recurrentes. Se ha convertido casi en un círculo vicioso, alimentado por la falta de claridad en contratos y la ambición económica desmedida.

Finalmente, la discusión también abordó la influencia negativa de los organismos rectores del boxeo, a quienes Márquez acusa de aprovecharse financieramente de los boxeadores a través de múltiples cinturones y títulos confusos que no aportan claridad al deporte.

En definitiva, la polémica en torno a Canelo y su supuesta falta de lealtad abre nuevamente la conversación sobre la ética, la transparencia y el verdadero significado de la fidelidad dentro del mundo del boxeo profesional.