El 20 de julio de 1969, la humanidad alcanzó una de sus mayores hazañas: Neil Armstrong pisó la Luna, marcando un hito en la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

La fascinación por los viajes espaciales y la tecnología quedó grabada en la historia, inspirando a muchas generaciones. Uno de esos niños inspirados nació dos años después, el 28 de junio de 1971, en Pretoria, Sudáfrica: Elon Musk.

Desde pequeño, Elon demostró ser diferente. Su mente analítica y su pasión por la tecnología lo llevaron a aprender programación de manera autodidacta, y a los 12 años ya había diseñado y vendido su primer videojuego, “Blaster”.

Sin embargo, su infancia no fue sencilla: su condición dentro del espectro autista y su timidez le dificultaron hacer amigos, siendo víctima de acoso escolar. Esto lo llevó a refugiarse en los libros y la computación.

Con 17 años, Elon Musk tomó una decisión crucial: dejar Sudáfrica para evitar el servicio militar obligatorio en un régimen de apartheid. Emigró a Canadá y luego a Estados Unidos, donde ingresó a la Universidad de Pensilvania.

Se graduó en Física y Economía, pero pronto descubrió que su verdadero interés no estaba en la academia, sino en la innovación tecnológica. Abandonó un doctorado en Stanford tras solo dos días para sumergirse en el boom de internet de los años 90.

Su primer gran emprendimiento fue Zip2, una plataforma que digitalizaba las páginas amarillas y permitía a los negocios aumentar su presencia en internet. En 1999, la empresa fue vendida por 307 millones de dólares, lo que le reportó a Musk 22 millones.

En lugar de retirarse, decidió reinvertir su fortuna en proyectos aún más ambiciosos. Así nació X.com, que evolucionó hasta convertirse en PayPal, revolucionando los pagos en línea. En 2002, eBay adquirió PayPal por 1.500 millones de dólares, aumentando la fortuna de Musk en 165 millones.

Lejos de conformarse, Elon se propuso transformar tres industrias clave: la exploración espacial, la energía sostenible y la movilidad eléctrica.

Fundó SpaceX en 2002 con el objetivo de reducir los costos de los viajes espaciales y hacer de la humanidad una especie interplanetaria. Al mismo tiempo, se unió a Tesla Motors, ayudando a impulsar la industria de los autos eléctricos cuando nadie creía en su viabilidad.

Sin embargo, el camino no fue fácil. En 2008, tanto SpaceX como Tesla estaban al borde de la bancarrota. Con sus últimos recursos, Musk logró salvar ambas empresas: Tesla lanzó su primer modelo comercial, y SpaceX obtuvo un contrato con la NASA que le permitió seguir desarrollándose.

Hoy, Elon Musk es una de las figuras más influyentes del mundo, liderando proyectos como Starlink, Neuralink y la colonización de Marte. Su historia demuestra que la innovación y la perseverancia pueden cambiar el mundo y llevar a la humanidad hacia nuevas fronteras.