Entre la gloria y la duda: Canelo Álvarez responde a Tyson, Mayweather y el mundo entero antes de la pelea más grande de su carrera.

Saúl “Canelo” Álvarez no solo está acostumbrado a pelear en el cuadrilátero. En las últimas semanas, también ha tenido que boxear con palabras. Palabras de leyendas, de críticos, de fanáticos, de quienes alguna vez lo ovacionaron y hoy le piden más. En medio de este fuego cruzado, Canelo camina firme hacia lo que podría ser la pelea más significativa de su carrera: el esperado duelo contra Terence Crawford, el 12 de septiembre.

Pero no es una pelea común. Es, según su promotor Richard Schaefer, “el combate más grande en la historia moderna del boxeo”. Más grande que Mayweather vs. Pacquiao. Más importante que cualquier megaevento en la era del pay-per-view. “Canelo no está persiguiendo legados ajenos. Está creando el suyo propio”, dijo Schaefer, quien también aseguró que el tapatío está en camino a convertirse en el primer boxeador multimillonario de la historia.

La afirmación ha desatado una tormenta. Y no solo entre los medios. Mike Tyson, leyenda viviente del pugilismo, respondió que, aunque respeta a Canelo, él ya está en la recta final de su carrera. “Canelo debería pelear con David Benavídez antes de que sea demasiado tarde. Esa es la verdadera pelea que la gente quiere ver”, dijo Tyson, sin rodeos.

Canelo no se quedó callado.

“Si quiere dar consejos, que lo haga sobrio”, lanzó el campeón, en una declaración que encendió las redes sociales y dividió opiniones. La tensión aumentó cuando se le preguntó directamente por Benavídez. “Nunca es suficiente para ustedes. Ya no tengo nada que demostrar. Ya lo hice todo”, afirmó el mexicano, visiblemente molesto.

Pero el debate no termina ahí. Floyd Mayweather, el hombre que derrotó a un joven Canelo en 2013, también se pronunció. Aunque reconoció que Álvarez ha tenido una carrera “increíble” y “ha enfrentado a grandes nombres”, lanzó una advertencia: “El boxeo te envejece de un día para otro. Es un deporte cruel. Y los muchachos más jóvenes ya vienen por ti”.

Para Mayweather, la verdadera incógnita no está en lo que Canelo hizo, sino en lo que aún puede hacer.

El mexicano no rehuyó al tema. Incluso insinuó que si hubiera enfrentado a Floyd después de ganar experiencia con nombres como Cotto y Khan, el resultado habría sido diferente. “Nunca sabremos qué hubiera pasado, pero quizás todo habría cambiado”, comentó.

A todo esto se suma la presión creciente por no enfrentar a David Benavídez, el invicto peleador mexicoamericano al que muchos consideran el verdadero heredero del trono. Analistas como Shan Zittle aseguran que Canelo está evadiendo la pelea más peligrosa de su era. “Sus fans han protegido tanto su legado, que ahora él se siente con derecho de elegir rivales sin consecuencias”, afirmó.

Canelo ha sido claro: no peleará por complacer a nadie. Menos aún si siente que su legado ya está consolidado. “Yo entreno para no recibir golpes. Entreno para defenderme, para durar. El boxeo no es un espectáculo. Es una guerra”, dijo con frialdad.

Mientras tanto, Crawford, el rival pactado para septiembre, se prepara para el combate de su vida. Aunque muchos cuestionan si su velocidad y técnica bastarán ante la potencia y el tamaño de Canelo, otros —como el legendario Manny Pacquiao— creen que es posible. “Yo vencí a hombres más grandes. Si Crawford usa su estilo, su velocidad y sus ángulos, puede ganar”, opinó el filipino.

Teddy Atlas fue más allá: “Crawford es especial. Tiene algo que no todos tienen. Frialdad, instinto, inteligencia táctica. Canelo es grande, pero Crawford es diferente”.

Y si todo esto no bastara, una lista reciente de BoxRec que clasificó a los 15 mejores peleadores libra por libra de todos los tiempos incluyó solo a un boxeador activo: Canelo Álvarez. Para Richard Schaefer, ese dato es prueba suficiente de que el tapatío ya no necesita validación: su lugar entre los grandes ya está asegurado.

Pero la duda sigue rondando. ¿Está Canelo eligiendo a Crawford por estrategia comercial o realmente lo considera el reto final? ¿Está evitando a Benavídez porque lo considera un riesgo innecesario, o porque en el fondo sabe que podría perder?

La noche del 12 de septiembre responderá algunas de esas preguntas. Pero quizás no todas. Porque en el boxeo, como en la vida, las leyendas no solo se construyen con triunfos. También se definen por las peleas que se aceptan… y por las que no.