La noche del 5 de agosto de 2006 en el Montbleu Resort Casino, Nevada, marcó una de las peleas más intensas en la carrera de Juan Manuel Márquez, enfrentando al duro peleador tailandés Terdsak Jandaeng. Desde el inicio, la atmósfera del ring cargaba con una tensión palpable, prometiendo un combate que no decepcionaría a nadie.

Márquez, el claro favorito, subió al cuadrilátero con la responsabilidad de demostrar por qué era considerado uno de los mejores boxeadores mexicanos del momento. Enfrente, Jandaeng, conocido por su impresionante resistencia y poder destructivo, no estaba dispuesto a ser un simple escalón para el mexicano.

La pelea comenzó explosivamente. Márquez mostró su estilo técnico y preciso, conectando combinaciones rápidas, pero Jandaeng respondía con golpes contundentes que sorprendían al público.

En el tercer round, la pelea tomó un giro dramático cuando un potente gancho del tailandés impactó fuertemente a Márquez, quien estuvo cerca de caer a la lona. Pero, mostrando un corazón de campeón, Márquez resistió estoicamente, levantando al público de sus asientos en señal de admiración.

La tensión siguió creciendo en cada asalto. Ignacio “Nacho” Beristáin, entrenador de Márquez, impartía instrucciones frenéticas desde la esquina, consciente de que el combate pendía de un hilo.

La polémica surgió en el sexto round por un golpe accidentalmente bajo por parte de Márquez, lo que incrementó aún más la intensidad y la división entre los espectadores.

Se decía entre bastidores que Márquez sentía una gran presión tras sus encuentros épicos con Manny Pacquiao, necesitando desesperadamente una victoria contundente para regresar al centro de atención del boxeo mundial. Esta ansiedad se reflejaba claramente en cada golpe y cada mirada angustiada hacia su esquina.

Por su parte, Jandaeng era consciente de la oportunidad histórica que tenía ante sí. Una victoria sobre Márquez lo habría convertido en un héroe nacional en Tailandia, algo que se reflejaba en cada intercambio.

En el octavo round, Márquez finalmente recuperó su ritmo, enfocándose en ataques estratégicos al cuerpo de Jandaeng, una táctica que comenzó a debilitar lentamente al resistente tailandés. Al llegar al décimo round, ambos peleadores se encontraban agotados pero decididos.

Entonces ocurrió lo decisivo: Márquez conectó un demoledor gancho al mentón de Jandaeng, quien retrocedió tambaleante. Viendo su oportunidad, Márquez desató una brutal combinación, obligando al árbitro a detener la pelea justo antes de que el tailandés cayera definitivamente.

La victoria fue para Márquez, pero Jandaeng también dejó el ring con el respeto del público por su valentía indomable. Aquella noche, ambos boxeadores protagonizaron una batalla épica que quedará grabada para siempre en la memoria de los fanáticos del boxeo.