El 21 de marzo de 2025, el mundo se despidió de George Edward Foreman, una figura legendaria no solo en el boxeo, sino también en los negocios, el servicio comunitario y la superación personal. Nacido el 10 de enero de 1949 en Marshall, Texas, Foreman fue un ejemplo viviente de resiliencia, evolución y reinvención.

Conocido como “Big George”, Foreman alcanzó la gloria en el ring al convertirse en dos veces campeón mundial de peso pesado y medallista de oro olímpico en los Juegos de México 1968.

Su impresionante carrera profesional inició en 1969, acumulando 76 victorias (68 por nocaut) y solo cinco derrotas hasta su retiro definitivo en 1997. Sin embargo, lo más sorprendente de su vida no fueron los golpes que dio, sino los que recibió… y cómo se levantó.

A finales de los años 80, después de una década de retiro, Foreman se encontraba en bancarrota. Lo que alguna vez fue una fortuna de $5 millones desapareció por malas inversiones y un estilo de vida extravagante.

A los 38 años, decidió regresar al ring, convirtiéndose en uno de los regresos más icónicos del deporte. Pero lo que realmente lo transformó en multimillonario no fue el boxeo, sino una parrilla.

En 1994, Foreman se convirtió en el rostro de la George Foreman Grill, un sencillo pero revolucionario electrodoméstico que promovía la cocina saludable. El público compró no solo el producto, sino también la imagen de un campeón que hablaba de nutrición y familia.

Para 2009, se habían vendido más de 100 millones de unidades. Se estima que George ganó más de $200 millones solo por este endoso, incluyendo un pago de $138 millones en 1999 por el derecho a usar su nombre. Así, pasó de boxeador a empresario legendario.

En su vida personal, Foreman fue padre de 12 hijos, incluyendo cinco varones que llevan todos su mismo nombre: George Edward Foreman. Su filosofía era clara: “Si uno sube, subimos todos. Si uno cae, todos caemos.” También fue pastor, autor y figura respetada por su labor comunitaria.

Apasionado de los autos, en 2023 subastó más de 50 vehículos clásicos de su colección personal. Su residencia más emblemática fue una mansión estilo mediterráneo en Texas con un garaje para 55 autos.

George Foreman falleció pacíficamente a los 76 años en Houston, rodeado de su familia. Su legado va mucho más allá del deporte: es una historia de segundas oportunidades, de transformar derrotas en nuevas victorias y de inspirar a generaciones dentro y fuera del cuadrilátero.

Descansa en paz, Big George. Tu historia sigue golpeando fuerte en los corazones del mundo.