Gabriel Soto ha vivido una de esas etapas que todo papá intuye y a la vez teme: ver a su hija mayor tomar el volante y enfrentarse al mundo conduciendo por primera vez.

Desde siempre, Gabriel ha sido muy transparente con sus hijas, compartiendo tanto los momentos de felicidad como los de aprendizaje.

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Pero ahora, al verlas dar ese paso hacia la independencia, su papel cambia: deja de ser solo el protector para convertirse en el testigo orgulloso —y un poco nervioso— de un nuevo capítulo.

El actor contó que, mientras revisaba un video de su hija al volante, sintió una mezcla de orgullo, alegría… y ese cosquilleo de saber que los riesgos comienzan.

Para él, este momento representa la transición de niña a joven con responsabilidades, y aunque confía plenamente en ella, no puede evitar que el corazón palpite un poco más fuerte.

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