Roberto Durán De las Calles de Panamá a la Gloria del Boxeo y su Difícil Presente

Desde las humildes calles del Chorrillo, en Panamá, hasta los reflectores de Las Vegas, la historia de Roberto Durán es un relato de lucha, gloria y caída.

Conocido como “Manos de Piedra”, Durán no solo dominó el ring con su ferocidad y destreza, sino que también se convirtió en un símbolo de perseverancia para toda una generación. Sin embargo, la vida después del boxeo ha sido un desafío completamente distinto para el excampeón.

Un Inicio Marcado por la Necesidad

Roberto Durán nació en un entorno de extrema pobreza, donde cada día era una batalla por la supervivencia. De niño, lustraba zapatos en las calles de la ciudad de Panamá, pero su verdadero sueño estaba dentro de un gimnasio de boxeo. Con una determinación inquebrantable, Durán observaba a los peleadores a través de las ventanas y practicaba en las calles cuando nadie lo miraba.

Su primer combate amateur fue una muestra temprana de su talento. Aunque su oponente era más experimentado, Durán demostró su poder con una victoria impresionante.

Desde ese momento, su nombre comenzó a resonar en el mundo del boxeo y, en 1968, a los 16 años, debutó como profesional con una victoria por nocaut en el cuarto asalto contra Carlos Mendoza.

El Ascenso de una Leyenda

Durán no tardó en escalar rápidamente en el mundo del boxeo. Con una combinación letal de fuerza y velocidad, se convirtió en una pesadilla para sus oponentes. En 1972, alcanzó la gloria al derrotar a Ken Buchanan y coronarse campeón mundial de peso ligero a los 21 años.

Pero su hambre de grandeza no se detuvo allí. Su enfrentamiento contra Sugar Ray Leonard en 1980 es considerado una de las peleas más icónicas de la historia del boxeo. Durán derrotó a Leonard con una decisión unánime, consolidándose como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.

Sin embargo, meses después, en la esperada revancha, ocurrió el infame momento del “No Más”, cuando Durán sorprendentemente renunció a la pelea en el octavo asalto. Este incidente marcó un punto de inflexión en su carrera, provocando críticas y dudas sobre su legado.

La Redención y la Caída

Lejos de rendirse, Durán trabajó incansablemente para recuperar su prestigio. En 1983, derrotó a Davey Moore y se coronó campeón de peso mediano junior, demostrando que “Manos de Piedra” todavía tenía mucho que ofrecer.

Su carrera continuó por varios años, enfrentándose a los mejores del mundo y dejando una marca imborrable en la historia del boxeo.

Sin embargo, la vida después del boxeo no ha sido fácil. Hoy, a sus 74 años, Durán enfrenta problemas de salud y dificultades económicas, una realidad triste para muchos exboxeadores.

Las facturas médicas se acumulan y las ovaciones han quedado atrás, pero su legado como uno de los más grandes peleadores de la historia jamás será olvidado.

La historia de Roberto Durán es un testimonio del sacrificio, la grandeza y los desafíos que conlleva la vida después del deporte. A pesar de sus altibajos, su nombre permanecerá para siempre en el panteón de los inmortales del boxeo.