Una de las estrellas más queridas y veteranas de la televisión mexicana, Laura Flores, acaba de dejar al público sin palabras al revelar una serie de verdades nunca antes contadas. Más allá del éxito innegable que ha cosechado durante más de cuatro décadas, su vida personal ha estado marcada por el dolor, la lucha y momentos que muy pocos imaginaron.

Detrás de los reflectores y las sonrisas en pantalla, se esconde una historia de resiliencia: cinco matrimonios fallidos, una maternidad plagada de obstáculos, episodios de acoso laboral y graves problemas de salud que pusieron su vida en riesgo.

Una carrera de más de cuatro décadas y un legado artístico imborrable

Laura Aurora Flores de la Ceras, nacida en 1963 en Reynosa, Tamaulipas, México, inició su trayectoria en la música con el grupo “Hermanos y Amigos”, antes de dar el salto definitivo a la actuación y consolidarse como una figura central de Televisa.

Desde su debut en El Combate hasta telenovelas icónicas como ClarisaEl alma no tiene colorPiel de otoño y Un refugio para el amor, Flores demostró una versatilidad admirable. Además de su trabajo como actriz, ha sido cantante, actriz de teatro musical y conductora en múltiples espacios televisivos.

Cinco matrimonios, cinco heridas abiertas

Aunque su carrera ha sido sinónimo de éxito, su vida sentimental ha sido una travesía compleja. Su primer matrimonio, con el cantante uruguayo Sergio Facheli, estuvo marcado por la violencia doméstica y motivado —según sus propias palabras— por el deseo de escapar del control excesivo de su padre.

Su segundo intento, con el cirujano plástico Miguel Durán, terminó abruptamente cuando Laura descubrió que él seguía legalmente casado con otra mujer. Años después, su relación más duradera con el empresario José Ramón Díz le dio dos hijos biológicos, pero también dejó huellas dolorosas debido a múltiples pérdidas gestacionales.

En la última década, contrajo matrimonio con Eduardo Fonseca y posteriormente con Matthew Flannery, ambos vínculos igualmente efímeros.

La maternidad como fuente de fuerza

Más allá del amor de pareja, Laura Flores encontró su mayor realización en la maternidad. Después de un embarazo de alto riesgo con su hija María, fruto de una fecundación asistida que casi le cuesta la vida, siguió luchando por ampliar su familia.

A través de más de nueve procedimientos de fertilización in vitro y la pérdida de dos embarazos, dio la bienvenida a su hijo Patricio. Posteriormente, adoptó a Alejandro y Ana Sofía, consolidando así su sueño de formar un hogar lleno de amor. “No nacieron de mi vientre, pero sí de mi corazón”, ha declarado en más de una ocasión.

Las sombras detrás de los escenarios

En una industria donde el poder suele silenciar el abuso, Laura se ha atrevido a alzar la voz. Desde abrazos no consentidos hasta tocamientos inapropiados por parte de colegas, la actriz ha contado cómo enfrentó estas situaciones con firmeza y dignidad. Sus declaraciones ponen nuevamente en evidencia la urgente necesidad de erradicar el acoso en el mundo del espectáculo.

Salud frágil y un derrame inesperado

Recientemente, circularon rumores falsos sobre su fallecimiento. Para desmentirlos, la propia actriz utilizó sus redes sociales y reveló que sufrió un derrame cerebral en 2024, luego de un tratamiento médico. El episodio le causó parálisis facial temporal y dificultades para hablar.

A esto se suman problemas digestivos crónicos como gastritis y reflujo, los cuales han requerido atención médica especializada. Sin embargo, Laura asegura estar enfocada en su recuperación y entusiasmada con un nuevo proyecto televisivo en México.

Un amor tardío y una nueva ilusión

A pesar de todo, a los 61 años, Laura ha encontrado nuevamente el amor. Su relación con el periodista Lalo Salazar, quien le propuso matrimonio en su segunda cita, ha sido descrita como “un regalo inesperado de Dios”. Tras dos décadas de amistad, el romance floreció y ella afirma sentirse plenamente respetada y acompañada.

Una vida de entrega y resiliencia

Laura Flores representa a la mujer mexicana moderna: talentosa, fuerte y valiente. Tras más de cuarenta años de carrera artística, lo que más conmueve no son solo sus interpretaciones