César Costa, uno de los grandes íconos del rock and roll en México, ha sido una figura clave en la música de América Latina durante más de seis décadas. A sus 83 años, este legendario cantante y actor decide abrirse sobre los desafíos, logros y momentos que han definido su vida y carrera.

 

Pese a este distanciamiento, César nunca ha dejado de ser una figura cercana para el público mexicano. Su carisma y presencia han perdurado en el corazón de quienes lo vieron triunfar en la década de los 60 y 70, pero también en las generaciones más jóvenes que lo conocieron a través de la televisión y su música.

Uno de los aspectos más admirables de la vida de César Costa ha sido su trabajo como embajador de UNICEF, un rol que ha desempeñado con orgullo durante más de 20 años. Su dedicación al bienestar de los niños y adolescentes de México ha sido una parte integral de su vida, permitiéndole devolver algo de lo mucho que ha recibido a lo largo de su carrera. Este compromiso humanitario lo ha mantenido siempre conectado con la realidad social del país, mostrándolo como una figura consciente y comprometida más allá de los escenarios y las cámaras.

Reflexiones Sobre la Fama y el Legado Musical

En su madurez, César ha compartido sus reflexiones sobre la fama y cómo esta no debería dominar la vida de una persona. Para él, es fundamental que el artista sepa distinguir entre la figura pública y la persona privada, una lección que ha aprendido a lo largo de su dilatada carrera. Asimismo, ha sido crítico con la evolución de la música actual, lamentando lo que percibe como una vulgarización del contenido en comparación con la inocencia y pureza del rock de sus primeros años.