El 22 de marzo de 2023, el mundo del espectáculo mexicano perdió a una de sus actrices más emblemáticas: Rebecca Jones, quien partió a los 65 años tras una lucha silenciosa pero feroz contra el cáncer y otras complicaciones de salud. Un año después, su exesposo Alejandro Camacho, con quien compartió dos décadas de vida y un hijo, ha roto su silencio. En sus palabras resuenan el dolor, el amor eterno y una profunda admiración por la mujer que marcó su vida para siempre.

Una estrella reservada en el centro del huracán mediático

A pesar de su fama, Rebecca Jones siempre fue una defensora férrea de su vida privada. Jamás buscó protagonismo fuera de escena. Su lucha contra el cáncer de ovario, diagnosticado en 2017, fue llevada con total discreción. Nunca convirtió su enfermedad en espectáculo ni buscó lástima. “Rebecca vivió con una dignidad que pocas personas tienen”, confesó Camacho. Esa dignidad la acompañó desde sus primeros días hasta el final.

Raíces profundas y una vocación inquebrantable

Nacida el 21 de mayo de 1957 en Ciudad de México, Rebecca creció en una familia numerosa y unida. A los 16 años, su vida dio un giro radical cuando emigró a Laguna Beach, California, con su familia. Allí comenzó su formación artística formal, primero en secundaria y luego en la prestigiosa UCLA, donde descubrió que su vocación era irrevocable: regresar a México y conquistar la actuación.

De “Cuna de lobos” a “Cabo”: una trayectoria sin paralelo

Su debut televisivo llegó en 1982 con El amor nunca muere, pero sería su papel en Cuna de lobos el que la convertiría en leyenda. Compartiendo escena con su entonces esposo Alejandro Camacho, y enfrentándose a la icónica María Rubio, Rebecca dejó una marca imborrable en la telenovela mexicana. Su carrera continuó con roles desafiantes, como en La Maleficia (1983), Los ricos también lloran, y Para volver a amar (2010), donde encarnó a una mujer con cáncer de mama, una historia que se entrelazaría trágicamente con su destino personal.

Su último proyecto, la telenovela Cabo, quedó inconcluso por complicaciones respiratorias en noviembre de 2022. Pese a ello, Rebecca manifestó su emoción por regresar al horario estelar de Televisa.

Dolor familiar y heridas invisibles

Más allá de los reflectores, Rebecca enfrentó tragedias personales devastadoras. La muerte de su hermano Mark, ahogado a los 22 años en un accidente marítimo, dejó una cicatriz profunda. “Era mi ángel guardián”, decía ella. También perdió una hija antes del nacimiento de su hijo Maximiliano debido a complicaciones en el embarazo.

Su matrimonio con Camacho, aunque sólido por años, terminó en 2011. Sin embargo, la relación siguió siendo cercana y respetuosa. “La gente pensaba que éramos perfectos, pero la felicidad se fue apagando”, confesó Jones años antes.

Maximiliano: el legado viviente

Maximiliano Camacho, nacido en 1989, es el único hijo de la pareja. A pesar de ser hijo de dos celebridades, ha elegido un camino artístico propio: es DJ especializado en música electrónica, radicado en Estados Unidos. Siempre discreto, ha preferido evitar los focos que acompañaron a sus padres.

El adiós bajo un árbol en Morelos

En febrero de 2023, Rebecca dejó claras sus últimas voluntades. Encomendó a su amiga Anacelia Urkidi la tarea de depositar sus cenizas bajo un árbol en Jutepec, Morelos, un lugar que representaba paz y renovación para ella.

Alejandro Camacho: “Siempre será parte de mí”

En declaraciones recientes, Camacho habló por primera vez sobre cómo ha sido este año de duelo. “Fue durísimo. Nadie está preparado para perder a alguien como ella”, dijo con la voz entrecortada. También reveló que tres de sus exparejas han fallecido, lo que le ha hecho reflexionar profundamente sobre la fragilidad de la vida. Pero entre todas, Rebecca fue el amor de su vida.

“Ella siempre será parte de mí. Y en nuestro hijo, sigue viva cada día.”

Con una carrera impecable, una vida marcada por el arte, el amor, el dolor y una dignidad poco común, Rebecca Jones se ha ganado un lugar eterno en la memoria colectiva de México. Hoy, a un año de su partida, su historia no termina: su legado sigue inspirando.