Alguna vez fue el rostro de oro de la televisión mexicana, adorada por millones y símbolo de toda una generación de telenovelas. Pero, de forma repentina y misteriosa, desapareció de la pantalla, censurada y silenciada como si nunca hubiera existido. ¿Qué sucedió realmente entre Ofelia Medina y el imperio mediático más poderoso de América Latina? ¿Y por qué una mujer en la cima de la fama decidió renunciar a todo por… un ideal?

OFELIA MEDINA – DE ESTRELLA A SÍMBOLO DE REBELDÍA

Nacida en Mérida, Yucatán, en 1950, Ofelia Medina no solo brilló en cine y teatro, sino que también fue una de las primeras “reinas de las telenovelas”, marcando el camino para figuras como Verónica Castro y Lucía Méndez. Su carrera comenzó a los 11 años con el grupo de pantomima infantil de Alejandro Jodorowsky, quien fue su primer mentor. Su debut cinematográfico en Patsy, mi amor la colocó en la mira del público, y Rina, donde interpretó a una joven jorobada que hereda una fortuna, la convirtió en un fenómeno nacional.

La novela rompió esquemas al abordar temas sexuales de forma abierta y colocarse en el horario estelar de las 9 de la noche, lo que antes era impensable. Miles se reunieron frente a la Basílica de Guadalupe para presenciar la boda de Rina en la ficción, y hasta hubo quienes escribieron a Televisa pidiendo el contacto del médico que “curó” su joroba. Tal fue el impacto que Jacobo Zabludovsky tuvo que aclarar en 24 Horas que todo era ficción.

CUANDO UN IDEAL CONMOCIONA A UN IMPERIO

En pleno auge, Medina sorprendió al abandonar los reflectores para estudiar actuación en Nueva York con Lee Strasberg, y más tarde en Dinamarca. Rechazó papeles exitosos y comenzó a involucrarse cada vez más en causas sociales. Su activismo se intensificó con el movimiento indígena en Chiapas, lo que la llevó a enfrentarse a Televisa.

Cuando solicitó permiso para asistir a una cumbre indígena en 1996 y fue ignorada, decidió abandonar la telenovela Para toda la vida sin previo aviso. La reacción fue fulminante: su personaje desapareció tras un misterioso accidente, y Emilio Azcárraga Milmo ordenó su veto definitivo. Desde entonces, Ofelia Medina fue borrada del universo Televisa.

CENSURADA… PERO INQUEBRANTABLE

Lejos de derrumbarse, Medina resurgió en el cine con su icónica interpretación de Frida Kahlo en Frida, naturaleza viva de Paul Leduc. Regresó al teatro, militó por los derechos humanos, y nunca se arrepintió. “Si tuviera que elegir de nuevo, volvería a lanzar mi carrera al río”, respondió desafiante a las críticas del propio Azcárraga.

LA HERENCIA RECHAZADA DE MARÍA FÉLIX

Una revelación insólita emergió años después: Enrique Álvarez Félix, hijo de la legendaria María Félix, le propuso matrimonio en dos ocasiones a Ofelia, ofreciéndole la herencia de su madre a cambio. Ella lo rechazó: no creía en el matrimonio ni en condiciones para amar. Como consecuencia, la herencia fue destinada a los asistentes personales de Enrique.

FILOSOFÍA, LEGADO Y COMPROMISO VIGENTE

A sus 74 años, Ofelia Medina sigue activa, actuando en la obra Las recuperadas, una comedia crítica con tintes políticos. Rechaza la televisión actual —“está en crisis, llena de contenido vacío”— pero admira el cine mexicano, defendiendo el talento más allá de Cuarón, del Toro o Iñárritu. Ha ganado dos premios Ariel y es considerada una leyenda viviente.

De la gloria de la televisión al exilio silencioso, y luego a la resistencia desde el arte y el activismo, Ofelia Medina representa a una artista que no vive del aplauso fácil, sino de su coherencia, su valentía y su fe en un país mejor.
En un mundo donde la fama a menudo exige sumisión, ella eligió la libertad. Y por eso, su historia merece ser contada… una y otra vez.