Durante años fueron la pareja dorada del espectáculo mexicano. Su boda, transmitida en vivo ante decenas de millones de espectadores, representó el ideal de una familia perfecta en medio del brillo del entretenimiento. Pero en marzo de 2011, Manuel Mijares y Lucero anunciaron sorpresivamente su separación. No hubo escándalos, ni reproches públicos, solo una breve declaración basada en “respeto mutuo y acuerdo común”.

Sin embargo, detrás de esa fachada pacífica se ocultaba un acuerdo financiero multimillonario, negociado bajo estricta confidencialidad. Hoy, más de una década después, comienzan a conocerse los detalles de ese pacto que nunca fue revelado… hasta ahora.

Una ruptura sin lágrimas… pero con cláusulas que no podían mencionarse

En el momento del anuncio, ambos artistas optaron por el silencio. No ofrecieron razones concretas ni entrevistas extensas. Afirmaron simplemente que “sus caminos se habían separado”.

Pero según documentos filtrados desde el entorno legal de Mijares, el proceso de divorcio se habría iniciado en secreto desde finales de 2010, con la intervención de asesores legales y financieros de alto nivel. Todo fue cuidadosamente planificado para evitar repercusiones mediáticas que pudieran afectar la imagen o los contratos de ambos artistas.

Cláusula de confidencialidad: ¿Cuánto cuesta el silencio?

Una fuente cercana al equipo legal afirmó que uno de los puntos clave del acuerdo fue una cláusula de confidencialidad absoluta sobre las razones del divorcio y los aspectos personales del matrimonio. A cambio de mantener el silencio, Mijares habría recibido una compensación financiera considerable.

Las estimaciones sitúan el valor del acuerdo en alrededor de 5 millones de dólares estadounidenses, incluyendo:

La compra por parte de Lucero de la participación de Mijares en la mansión de Santa Fe, a un precio preferencial.
Un pago en efectivo cuyo monto exacto no ha sido confirmado.
La co-propiedad de regalías por canciones interpretadas juntos durante el matrimonio.
Un compromiso mutuo de no hacer declaraciones que afectaran la imagen del otro, con vigencia de al menos 10 años.

¿Por qué Lucero llevó la delantera?

Aunque ambos tenían carreras exitosas, en ese momento Lucero contaba con mayor presencia mediática y contratos exclusivos con grandes cadenas como Televisa y Telemundo.

Según un excolaborador de su equipo, Lucero buscaba proteger su imagen pública como “mujer fuerte, digna y generosa”, y por ello se aseguró de que el divorcio se manejara con absoluta discreción y elegancia, incluso desde el punto de vista legal y financiero.

¿Amistad real o parte del pacto?

Lo que más llamó la atención del público fue que, tras la separación, Lucero y Mijares continuaron apareciendo juntos en eventos, programas de televisión y colaboraciones musicales. Incluso compartieron momentos familiares y hablaron con cariño del otro.

Mijares declaró en una entrevista: “Aprendimos a ser amigos, porque eso era lo mejor para nuestros hijos.”

No obstante, expertos del mundo del espectáculo señalan que esta cercanía también formaría parte del acuerdo post-divorcio, con el fin de proyectar una imagen de “familia civilizada” favorable tanto para sus carreras como para sus hijos.


El divorcio de Mijares y Lucero fue mucho más que una separación sentimental. Fue una operación cuidadosamente negociada, donde el amor, la reputación y los intereses económicos se entrelazaron bajo una estrategia mediática perfectamente ejecutada. Hoy, con parte de esa verdad finalmente expuesta, entendemos que tras las sonrisas ante las cámaras, a veces se esconde el alto precio del silencio.