Maribel Guardia —ícono de belleza y talento— cautivó durante décadas a millones de espectadores en la televisión mexicana. Pero detrás de los reflectores, se esconden historias de profundo dolor: un matrimonio roto por la infidelidad, romances fallidos y la pérdida repentina de su único hijo.

Hoy, a los 66 años, cuando el brillo aún la acompaña, Maribel Guardia no solo es admirada por su trayectoria artística, sino también por su fuerza inquebrantable ante los golpes más duros de la vida.

De Miss Costa Rica a estrella de la televisión mexicana

Maribel Guardia nació el 29 de mayo de 1959 en San José, Costa Rica. Su carrera despegó cuando fue coronada Miss Costa Rica en 1978, lo que la llevó a representar a su país en el certamen de Miss Universo, donde ganó el título de Miss Fotogénica. Fue entonces cuando la cadena Televisa la invitó a México con una beca para estudiar actuación.

Tras graduarse del Instituto Sergio Bustamante, debutó en el cine mexicano en 1981 y destacó rápidamente en películas de comedia. En 1985, ganó el premio Diosa de Plata como Mejor Actriz. Luego brilló en numerosas telenovelas, consolidándose como una de las figuras más queridas de la televisión.

Amor, traiciones y heridas con Joan Sebastian

A lo largo de su vida, Maribel vivió varias relaciones amorosas, pero Joan Sebastian —su exesposo— dejó una huella imborrable en su corazón.

Se casaron en 1992 y en 1995 nació su hijo único, Julián Figueroa. Sin embargo, el matrimonio se deterioró cuando Maribel descubrió una infidelidad por televisión. Joan no regresó a casa una noche, y al día siguiente un conductor de espectáculos reveló que lo había visto en una discoteca con otra actriz. Maribel, herida, le pidió que se fuera.

Pese a que Joan negó las acusaciones, Maribel sabía que ya no podía ser feliz con él debido a su carácter celoso e infiel. Su separación inspiró a Joan a escribir canciones como “Tatuajes”“Un idiota” o “Estará mejor sin mí”. Años más tarde, lograron reconciliarse como amigos hasta la muerte de Joan por cáncer en 2015.

El mayor dolor: La muerte de su hijo

El 9 de abril de 2023, Maribel vivió la tragedia más devastadora: la muerte de su hijo Julián Figueroa, de solo 27 años, por un infarto agudo al miocardio y fibrilación ventricular.

Anteriormente, Julián había enfrentado problemas con el alcohol y asistió voluntariamente a rehabilitación, apoyado por su madre y su padrastro Marco Chacón. En la noche fatídica, Maribel sintió un mal presentimiento antes de salir a actuar en teatro. Poco después recibió la llamada desgarradora: “Julián está muerto”.

Organizó un funeral privado y pidió respeto a su duelo. En sus redes sociales, Julián había homenajeado a su padre pocos días antes de morir.

Renacer entre el dolor y el amor

A pesar de la tragedia, Maribel encontró consuelo en su nieto José Julián, hijo de Julián Figueroa e Imelda Tuñón. Hoy en día, la actriz comparte imágenes del pequeño, asegurando que él representa la luz en medio de su oscuridad.

El niño ha mostrado interés por el mundo artístico, lo que hace pensar que seguirá los pasos de su padre y abuelos en el espectáculo.

Polémicas recientes y rumores superados

Maribel ha tenido que enfrentar escándalos incluso después de la pérdida de su hijo. En una ocasión, la madre de Imelda Tuñón criticó duramente a Maribel por publicar una foto con su nieto el Día de los Muertos. También circularon rumores de una supuesta crisis matrimonial con Marco Chacón, que luego fueron desmentidos públicamente.

La periodista Adis Tuñón, prima de Imelda, ofreció disculpas tras reconocer que su fuente era poco confiable. Maribel y Marco decidieron no ahondar en el conflicto ni dar más entrevistas al respecto.


Epílogo: Un corazón fuerte detrás de una belleza eterna

A sus 66 años, Maribel Guardia sigue deslumbrando no solo por su apariencia, sino por la resiliencia que ha demostrado. Es la prueba viviente de que detrás de cada estrella hay una historia humana, llena de luces y sombras. Y aunque ha conocido el dolor más profundo, ha sabido reinventarse y seguir brillando, con el corazón en la mano y la mirada puesta en el amor que la rodea.