Pocos saben que detrás de aquellas baladas románticas que hicieron suspirar a toda una generación, se esconde la historia de un niño que cantaba en lo alto de los árboles, susurrándole al viento. Hoy, con casi 80 años, Lucho Muñoz sigue emocionando no solo por su voz, sino por una vida marcada por la lucha, la autenticidad y un amor inquebrantable por la música.

Lucho Muñoz, cuyo nombre real es Luis Benjamín Muñoz Sid, nació en 1948 en Victoria, Chile. Criado en una familia humilde, la música fue desde siempre su refugio y su conexión con el mundo. De niño, extremadamente tímido, se subía a los árboles para cantar en secreto, convencido de que solo las ramas podían ser sus oyentes. Fue su madre quien descubrió su talento escondido y lo animó a mostrarse al mundo.

A los seis años, ya brillaba en los programas de radio más importantes de Chile, destacando por una voz profunda y madura para su edad. Su destino cambió cuando conoció al joven músico Carlos Baeza, quien se convirtió en su gran colaborador y alma creativa durante décadas.

Sin embargo, el camino no fue fácil. Su padre, preocupado por la inestabilidad del arte, le exigió abandonar el canto y centrarse en los estudios. Lucho obedeció, pero su pasión nunca murió. Más tarde, fue invitado a tocar el bajo en un grupo llamado The Douglas. El destino volvió a intervenir cuando el vocalista principal abandonó el grupo y Lucho fue llamado a cantar una noche. Aquella actuación cambió su vida.

Cuando el grupo cambió su enfoque hacia las baladas románticas y adoptó el nombre Los Galos, con Lucho como voz principal, comenzaron las dificultades. Su primer álbum vendió apenas unas copias y enfrentaron rechazo de sellos, emisoras y prensa. Pero perseveraron.

El punto de inflexión llegó con la canción “Como Deseo Ser Tu Amor”, escrita por Baeza e interpretada con ternura desgarradora por Lucho. Emitida por una pequeña radio en Santiago, se convirtió rápidamente en un fenómeno. El éxito se extendió a Argentina y luego a toda América Latina. Canciones como “Te Esperaré en ese Parque Aquel” y “Él o Yo” cimentaron su legado.

Sin embargo, en 1974, tras años de éxito, Lucho fue apartado del grupo por conflictos internos. Los fans no aceptaron esta decisión. Sin su voz, Los Galos perdieron el alma. La audiencia los apodó “Los Galos sin Lucho”. Mientras tanto, él lanzó su carrera solista con humildad y autenticidad, logrando reconocimiento en toda la región sin necesidad de reinvención.

Su carrera en solitario incluyó entre cinco y seis discos y lo llevó a escenarios como el Madison Square Garden en Nueva York, el Hollywood Palladium, y teatros emblemáticos en Buenos Aires, Montevideo, Lima, Londres y hasta Australia.

Aunque vive en EE. UU., Lucho mantiene un fuerte lazo con Chile y nunca ha renunciado al sueño de presentarse en el festival de Viña del Mar. Su catálogo musical abarca cerca de 300 canciones y su legado está definido no por números, sino por la profundidad emocional de cada interpretación.

Hoy, con casi 80 años, Lucho Muñoz no es solo una voz. Es un símbolo de amor, nostalgia y perseverancia. Su vida nos recuerda que, a veces, los sueños de cantar para el mundo entero empiezan como un susurro entre las hojas de un árbol.