Llovía mucho ese día, hubo un apagón y el suelo estaba resbaladizo. Venía del almacén y estaba a punto de entrar en la casa cuando, de repente, resbaló por las escaleras. El vecino escuchó el fuerte golpe y se acercó corriendo, mientras yo gritaba y lloraba sin que me saliera la voz. Según el médico, sufrió una lesión grave en la cabeza y murió al instante.

Nadie sospechó. Nadie pensó que había algo extraño en su muerte. Continué viviendo como una sombra durante los años siguientes. Solo una cosa cuidé celosamente durante esos cinco años: la maceta de orquídeas moradas que me regaló en nuestra boda, colocada en la ventana de nuestro dormitorio. No porque fuera particularmente hermosa. Sino porque era lo único que quedaba con el rastro del calor que él había dejado. Nunca imaginé que eso mismo me llevaría a una pesadilla de realidad que no podía creer…

1. Cinco años después – una maceta rota lo cambia todo

Era por la tarde y el sol brillaba intensamente. El gato del vecino saltó a nuestro balcón persiguiendo a mi perro. Corrieron y accidentalmente chocaron contra el estante de madera donde estaba la maceta de orquídeas. Escuché un fuerte estruendo. Salí corriendo. La maceta —su único recuerdo— estaba completamente destrozada. Sentí que mi corazón se encogía. Pero antes de que pudiera recoger los pedazos, vi algo: Un pequeño envoltorio de tela, escondido en la tierra que había salido de la maceta. Me detuve. Esta maceta fue un regalo suyo. Pero nunca lo había visto con esto. Lo recogí. La tela estaba descolorida y atada con un hilo negro. Era obvio que había estado escondido allí durante mucho tiempo. Mi mano temblaba. Abrí lentamente el envoltorio… Y mi corazón se detuvo. Dentro había: Un viejo USB de color plateado, con la superficie rayada. Un pequeño trozo de papel con una letra temblorosa que decía:

“Thu, si encuentras esto… significa que no sobreviví. Llévalo a la policía. No confíes en nadie. No permitas que se acerquen a ti.”

Me sentí débil y caí de rodillas. Mi respiración se heló. ¿Significaba… que él sabía que iba a morir? ¿Qué quería decir con “no sobreviví”? ¿Quiénes eran “ellos”? Lloré tanto que casi se me cae el teléfono por la ansiedad. Solo recordaba un número: 113. Llamé a la policía con la voz temblorosa.

2. Llega la policía – el primer secreto revelado

Solo diez minutos después, el investigador estaba allí. Ya no podía hablar claramente, solo les señalé el envoltorio de tela. — “Mi esposo… no fue un accidente… no…” El Teniente Minh —el líder— lo tomó y le pidió al equipo forense que revisara el USB. Me senté, temblando. Sentía que toda la casa se había enfriado. A su regreso: — “Hay un video en el USB. Necesitas prepararte.” Asentí, aunque me sentía sin fuerzas. El video comenzó. Lo primero que apareció —mi esposo, Huy— sentado en nuestro salón. La luz era tenue y su rostro estaba extremadamente tenso. Él habló:

“Thu, si estás viendo esto… ya no estoy.” Me tapé la boca. Las lágrimas cayeron de inmediato.

“Mi muerte… no será un accidente. Hay alguien que quiere silenciarme.” De repente, los policías se miraron. Todos se pusieron serios. Huy continuó:

“Hace tres meses. Descubrí una transacción extraña en la empresa donde trabajo — blanqueo de dinero, corrupción, involucrando un sindicato externo.” “Hablé con algunas personas, pero ellos se enteraron. Me tienen en la mira. Si me matan… lo arreglarán para que parezca un accidente. No creas que solo resbalé.” Sentí un dolor inmenso. Casi me desmayo.

“Thu… perdóname por no decírtelo antes. Tenía miedo de preocuparte. Si todavía estás viva… protégente.” El video terminó. La habitación estaba en silencio. El Teniente Minh dijo, con voz grave: — “Señora Thu… es posible que lo que ocurrió sea un asesinato planificado.” Mi llanto se hizo más fuerte.

3. Nueva inspección en el lugar del “accidente”

Regresamos a la casa donde él “resbaló”. Todo parecía igual, excepto por el polvo de cinco años. El Teniente Minh preguntó: — “¿Vino alguien a la casa el día del incidente?” Me sequé las lágrimas: — “Sí… un colega suyo. Dijo que traía unos papeles. Se llamaba… Phong. Alto, moreno, siempre sonriendo…” De repente, me miró, serio: — “Señora… Phong es uno de los sospechosos en el sindicato que mencionó su esposo. Lleva tres años escondido.” Me quedé helada. Los forenses continuaron examinando. Uno de ellos dijo: — “Señor, hay una marca en el pasamanos de la escalera como si se hubiera sujetado algún dispositivo para hacerlo resbaladizo…” Mi mandíbula cayó. El Teniente Minh dijo: — “Alguien colocó una sustancia extremadamente resbaladiza para que pareciera un accidente.” Perdí todas mis fuerzas. Era verdad que mi esposo había sido asesinado. Y viví con el asesino durante tres meses, sin saberlo.

4. Evidencia en el USB – el culpable aparece

Por la noche, la policía revisó minuciosamente el contenido del USB. Allí estaban:

Intercambios de correo electrónico

Grabaciones de audio

Fotos con contratos ilegales

Un video de una grabación secreta en el almacén Y lo último —una aterradora grabación de voz:

“Si te callas, vivirás. Si hablas… estás muerto. Solo se necesita un resbalón. Tu esposa es joven… será fácil encontrar un reemplazo.”

Lloré a gritos. El Teniente golpeó la mesa: — “Esa es la voz de Nguyễn Thành Phong. Sin duda.” Pero lo más doloroso fue la última línea que dijo mi esposo, temblando:

“Si muero… Thu revelará la verdad.”

Mi corazón se hizo pedazos. Él se había preparado para morir. Y me dejó como guardiana de la verdad.

5. El día en que él eligió luchar

Recordé: una hora antes del “accidente”, vi algo pequeño en su bolsillo —parecía un USB. Pero cuando se quitó los pantalones, había desaparecido. Ahora lo entendí: Ellos se lo llevaron. Pero él había metido una segunda copia —en la maceta de orquídeas. Y fue entonces cuando rompí a llorar sin parar.

6. La captura – y la revelación de todo

Basándose en la evidencia, se lanzó la operación. Tres semanas después, me dijeron: — “Ya lo capturamos.” No lloré. No me alegré. No sentí nada — mi corazón estaba agotado. Pero cuando me entregaron la copia de la confesión de Phong:

“Él descubrió el blanqueo de dinero en la empresa. Solo queríamos asustarlo, pero fue terco. Así que planeamos que pareciera un accidente. Se suponía que me iba a entregar el USB, pero lo escondió.”

Ya no pude controlar mis lágrimas.

7. La última carta de mi esposo

Una semana después, el Teniente Minh me visitó en casa. Me entregó una pequeña bolsa: — “La encontramos en la antigua oficina de la empresa. Parece que era para usted, por si volvía.” La abrí. Una carta, escrita a mano:

“Thu, Si estás leyendo esto, todavía tengo esperanza. Cuando regrese, te lo contaré todo. Si no… no llores. Lo que estoy haciendo es correcto. Te amo. Y sé que eres más fuerte de lo que crees.”

Abracé la carta mientras lloraba.

8. Final – Ya no tengo miedo a la verdad

Compré una nueva maceta de orquídeas moradas. La puse de vuelta en su lugar. Como un recordatorio —de que la verdad por la que él luchó ya no se desvanecería en la oscuridad. En su altar, encendí incienso. Y susurré: — “Huy… lo hice. Revelé la verdad. Descansa…” Sentí como si una suave brisa tocara la cortina. Cerré los ojos. Por primera vez en cinco años… Podía respirar con calma. No había más pesadez. No había más miedo. No había más arrepentimiento. Solo la añoranza — suave pero pacífica en mi corazón.

Porque sé que —donde quiera que esté— me está sonriendo.