Por décadas, Merle Uribe fue sinónimo de belleza, glamour y éxito. Como una de las vedettes más deslumbrantes de México, vivió rodeada de lujo, fama y conexiones poderosas.

Sin embargo, detrás del brillo y las cámaras, su historia tomó un giro trágico. Lo perdió todo: su carrera, su fortuna e incluso su familia se volvió en su contra. Ahora, a los 69 años, está lista para contar su verdad.

El ascenso de una estrella

Merle Uribe nació en la Ciudad de México en 1955 y comenzó su carrera en el mundo del espectáculo como corista y bailarina en el programa “Variedades de medianoche”.

Su llamativa cabellera pelirroja y sus largas piernas la hicieron destacar rápidamente, ganándose el título de “Las piernas del millón de dólares”. Pronto, su talento para el canto y el baile la catapultó a la fama.

Su creciente popularidad la llevó al cine, debutando en 1978 junto a Juan Gabriel en la película “En esta primavera”. Además, su éxito en clubes nocturnos y palenques la posicionó como una de las artistas más cotizadas del momento.

Fue entonces cuando su vida tomó un giro inesperado al cruzarse con Vicente Fernández en la película “Picardía mexicana”.

Lo que comenzó como una colaboración profesional se convirtió en un apasionado romance que duró aproximadamente un año. Sin embargo, Merle decidió terminar la relación para casarse con el futbolista Héctor Tapia, jugador del Club América.

Una serie de decisiones fatales

Su matrimonio con Tapia trajo consigo grandes cambios. Dejó atrás su carrera para enfocarse en su vida personal, pero pronto se dio cuenta de que había cometido un error.

Según sus propias declaraciones, su esposo era extremadamente violento, llegando incluso a intentar asfixiarla con una almohada. Al mirar atrás, Merle ha confesado que alejarse del mundo del espectáculo y de sus influencias fue el peor error de su vida.

Con Tapia tuvo dos hijos: Héctor Tapia Jr. y Francisco. Héctor Jr. es abiertamente gay y, según informes, intentó someterse a una cirugía de reasignación de género, pero no lo logró. Por otro lado, Francisco enfrentó problemas legales, fue arrestado por robo y más tarde fue víctima de un presunto asalto armado.

Problemas de salud y declive

A mediados de la década de 1990, su vida sufrió otro golpe devastador. Una grave infección bacteriana alteró dramáticamente su rostro, alejándola de los reflectores por más de una década.

A pesar de gastar una fortuna en cirugías reconstructivas, los resultados nunca fueron los mismos. Su confianza se vio destruida y su regreso a la industria del entretenimiento se volvió casi imposible.

Sin apoyo económico por parte de su exesposo, Merle intentó volver a la televisión, pero sus oportunidades eran limitadas. Su reaparición estuvo marcada por controversias, sobre todo debido a su relación conflictiva con su hijo mayor, Héctor Jr.

En 2017, tras el terremoto en la Ciudad de México, Merle lo acusó de engañarla para desalojarla de su departamento. El conflicto escaló a una feroz disputa legal, llena de acusaciones de violencia psicológica y doméstica.

Un intento de redención

En los últimos años, Merle ha intentado dar un giro positivo a su vida. Siguiendo los pasos de Wanda Seux, se ha convertido en defensora de los derechos de los animales, utilizando sus redes sociales para apoyar refugios de perros abandonados.

Aunque muchos ven esto como un esfuerzo genuino, otros creen que es una estrategia para distanciarse de los escándalos que han marcado su vida.

Hoy en día, Merle Uribe ha reconocido que la pandemia de COVID-19 le dio una nueva perspectiva sobre la vida. Acepta que muchas de sus decisiones la llevaron a la ruina y que su futuro depende solo de ella. Con 69 años, su historia es un recordatorio de lo efímera que puede ser la fama y de lo difícil que es recuperar lo que alguna vez se tuvo.